Estilos de vida:
Un nuevo estilo de vida, que está muy presente en nuestra sociedad de hoy en día y del que muchos de los medios de comunicación hacen apología, es “sí al placer, no al sufrimiento” no solo seguido por los mas jóvenes sino que esta presente en toda las edades.
Este planteamiento no es malo en sí, a nadie le gusta sufrir, y menos si se puede evitar pero ¿Cual es el problema de esta forma de pensar tan extendida?
Desde una experiencia de 20 años veo que mucha gente huye del sufrimiento como si de fuego se tratase, esto se observa en los más jóvenes, en las generaciones “ninis”, en la cantidad de divorcios que hay hoy en día, la inquietud de la gente por llevar una vida cómoda. La mayoría tiene, en mi opinión, un planteamiento pobre de la vida, pensando que la comodidad podrá darles la felicidad que tanto anhelan.
Pienso que la gente confunde felicidad con no sufrir, que dejarse llevar por el placer, las modas, por el consumismo, por las fiestas, dejarse llevar por esos estilos de vida les dará la felicidad. Pero la experiencia nos dice que una vez que pasan esas horas “felices” estamos igual que al principio.
Siempre he oído que el ser humano es finito, pero creo que en un aspecto no, en las ganas de tener más. El ser humano siempre quiere más, nunca sacia este apetito, aunque comamos mucho al cabo del tiempo volvemos a tener hambre, aunque nos lo hayamos pasado genial el fin de semana, el siguiente queremos pasárnoslo mejor, siempre queremos mas. Siempre queremos tener más, amar más, que nos quieran más.
Cuando vivir se transforma en la búsqueda del placer, los principios fundamentales se pierden. Las personas pierden el interés, dejan de verse como lo que son para verse como objetos de placer. Esto se pude comprobar a diario en los periódicos y en la televisión: maltratos, violaciones, asesinatos y tantas otras cosas.
Felicidad y sufrimiento no tienen que estar separadas en un estilo de vida, me viene a la mente un ejemplo muy grafico; las madres, llevan todo el día trabajando en casa, haciendo la comida, dedicándose a las tareas del hogar, y conforme van llegando los hijos se sientan con ellos y les preguntan sobre su día, cuando llega el marido tienen una magnifica cena preparada y una sonrisa en la cara. No me creo que después de todo ese esfuerzo no estén cansadas, un poco hartas de los hijos, y a pesar de todo ponen su mejor cara. Y el colmo de todo, después de llevar horas en la cocina preparando la comida, se queda con la peor parte. ¿Acaso no sufre la madre? Yo creo que si, pero ver a sus hijos y marido felices les hace olvidarse de ese sufrimiento.
¿Será que nuestra sociedad ha perdido, o rechazado, el sentido del sufrimiento al asociarlo con la infelicidad?
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